Si se te dificulta entender y solucionar problemas verbales, aquí tienes algunas ideas para ayudarte a resolver este tipo de problema matemático.
- Subraya, circula o usa marcadores fluorescentes para resaltar la información importante en el problema.
- Circula las palabras o frases claves en el problema verbal y entonces tacha el resto del contenido.
- Reemplaza las palabras que te indican las operaciones en el problema (suma, resta, multiplicación, división) por sus signos operacionales.
- Lee cada oración del problema verbal, una a la vez, y decide si necesitas esa oración en particular para poder resolverlo. Tacha lo que no necesites.
- Desarrolla una imagen mental del problema verbal. Puedes reforzar tu imagen mental dibujando la situación planteada en el problema.
- Dibuja un círculo alrededor o coloca dentro de un marco cada sección importante en el problema —o alrededor de los diferentes pasos que tienes que seguir— para que separes cada paso visualmente.
- Escribe números sobre las oraciones claves del problema y de acuerdo al orden en que tienes que usar la información.
- Sigue un procedimiento paso-a-paso. Tienes que pensar en solucionar el problema verbal completando un paso a la vez. Solamente cuando has completado el primer paso puedes moverte al segundo paso del problema y entonces al tercero. Controla el impulso de “resolver” el problema en un solo paso.
- Puedes separar los diferentes pasos del problema con colores. Por ejemplo, el primer paso es siempre rojo, el segundo es siempre azul y el tercero verde.
- Antes de empezar a resolver el problema verbal, predice la cantidad de pasos que necesitarás para resolverlo y explica tu predicción.
- Si computar se te hace difícil, puedes sustituir números más grandes por otros más pequeños. Por ejemplo, si tienes que multiplicar 465*86, multiplica 4*8 primero. El resultado del cálculo más fácil es 32, lo que te da una idea del resultado más complicado (alrededor de 32,000; los tres ceros reemplazan a los otros tres dígitos en el problema). Solo entonces resuelves la multiplicación principal (su contestación es 39,990).
- De manera similar, puedes sustituir números más difíciles con números más fáciles. Continuando con el ejemplo anterior, resolverías primero 400*80 (32,000).
- Trata de encontrar una parte en el problema verbal que se te hace más fácil y continúa desde ahí.
- Rompe el problema verbal en dos o tres mini-problemas, con cada paso como un mini-problema. Resuelve cada mini-problema y entonces combina los resultados parciales en el resultado total o final.
- Similarmente, puedes romper el problema en dos o tres preguntas, contesta cada pregunta por separado y finalmente puedes combinar los resultados parciales.
- Lee el problema verbal por primera vez para que tengas una idea de lo que se trata.
- Lee el problema por segunda ocasión, esta vez, toma notas de la información que el problema ya contiene. Contesta, “¿Qué información ya tengo?”.
- En una tercera lectura, decide lo que el problema te está pidiendo que hagas. Contesta, “¿Qué necesito encontrar aquí?”.
- Usa objetos o haz dibujos para que puedas visualizar (crear una imagen en tu mente) el problema.
- Escribe tus contestaciones parciales al problema.
- Combina tus contestaciones parciales en una contestación total o final.
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Educación > Autoayuda > Disciplina > Emociones del niño
Atención maestro: ¿Necesitas un modelo en educación emocional para implementarlo en el aula? Entonces, echa un vistazo a este innovador recurso:
RET
La fórmula para educar niños emocionalmente inteligentes
Una guía psicoeducativa para padres y maestros
Sinopsis:
Un informativo viaje dentro del fascinante mundo emocional del niño para entender los pensamientos y sentimientos que, de manera negativa o positiva, influencian su comportamiento. Aplicando los principios RET (pienso — siento — actúo), nuestros niños aprenden a superar los retos de sus situaciones personales difíciles, manejando mejor su mundo emocional.
Descripción larga:
«RET: La fórmula para educar niños emocionalmente inteligentes» de Carmen Y. Reyes es una innovadora guía psicoeducativa para padres, maestros y otros profesionales al servicio de los niños. Por décadas, los maestros y personal auxiliar sirviendo a niños con necesidades especiales han usado intervenciones cognitivas-emotivas para ayudar a niños crónicamente disruptivos, en particular, niños con problemas de coraje recurrente y niños agresivos. Siguiendo un sistema de regulación emocional conocido como «Modelo ABC de las Emociones», los niños estresados aprenden cómo su conducta agitada en el punto C (la consecuencia) no es una reacción a lo que les pasó en el punto A (el antecedente), sino una reacción a lo que ocurrió en el punto B (el punto de sus creencias o beliefs en inglés); o lo que es lo mismo, la conducta alborotada del niño en C es una reacción a B; o sea, una respuesta a su creencia o a lo que el niño está pensando y creyendo sobre lo que le pasó. Más específicamente, los sentimientos de coraje del niño y sus conductas agresivas son consecuencia directa de ambos: (a) sus pensamientos negativos acerca de lo que le pasó y (b) su habla privada o personal negativa (las cosas negativas y pesimistas que el niño se está diciendo a sí mismo). Influenciándose mutuamente, los pensamientos negativos y su habla privada pesimista son creados y repetidos hasta la saciedad en la mente del niño en su punto emocional B, o en el nivel de sus creencias. Central a la filosofía RET está la premisa de que las cosas que nos pasan (los eventos) no son ni buenos ni malos; ni positivos ni negativos. Por lo tanto, los eventos no nos influencian; tampoco determinan nuestra conducta o las cosas que hacemos. Lo que verdaderamente nos influencia a comportarnos como lo hacemos es nuestra percepción e interpretación personal de A (del evento). Por ejemplo, al percibir el evento como «horrible y espantoso; una pesadilla», el niño «le pega una etiqueta negativa» a ese evento (el evento fue «humillante» para el niño), y entonces, el niño reacciona a su etiqueta (humillado y en actitud vengativa), en lugar de responder objetivamente al evento actual. Si pensamos esto más detenidamente, podemos darnos cuenta de que en esta premisa RET existe una poderosa idea: Nuestras emociones, positivas y negativas, no ramifican de nuestro medioambiente o de las cosas que nos pasan, sino de lo que pensamos y creemos acerca de las cosas que nos pasan. Esto conduce directamente a un segundo postulado, quizás más empoderante que el anterior: Todos tenemos un alto grado de control sobre la manera en que nos comportamos y sobre nuestra conducta en general. Si no nos gusta la forma en que nos estamos sintiendo (o comportando) en relación a un evento, todo lo que tenemos que hacer es cambiar la manera en que estamos pensando en relación a ese evento. En esta informativa guía en educación emocional, la autora detalla el procedimiento RET para niños, presentando intervenciones especialmente diseñadas para ayudar a los niños a tomar el mando de sus sentimientos, lo cual, por extensión, los ayuda a asumir sus responsabilidades personales y a reclamar el control sobre su propia conducta. El modelo RET y sus procedimientos son apropiados para manejar niños con problemas de coraje, con déficits en destrezas sociales/pobres interacciones, o simplemente para ayudar a niños con conductas típicas, pero que están batallando contra las preocupaciones y pesares inherentes a su crecimiento mental y emocional.
Tópicos desarrollados en esta guía:
Autocontrol
Autodisciplina
Autoeficacia
Autoestima del niño
Autoimagen del niño
Autonomía y responsabilidad
Pesimismo/Optimismo
Dando apoyo emocional al niño
Niños estresados
Manejo del coraje
Conducta del niño
Emociones del niño
Inteligencia emocional
Pensamiento y razonamiento crítico
6x9/122 págs
En formatos impreso y digital
8.00 Edición Digital/16.00 Edición Impresa (USD)
7.20 Edición Digital/14.40 Edición impresa (Euros)
***Puedes leer este libro gratis en la aplicación Kindle de Amazon***
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