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domingo, 17 de enero de 2016

Estrategias para memorizar el material que estamos estudiando (segunda parte)


En esta época digital, con la información que recibimos viajando más rápido que nunca antes en nuestra historia, las demandas para que nos mantengamos actualizados en cuestión de segundos ya no son una visión del futuro; ahora es nuestra realidad. En el salón de clases moderno, se espera que los estudiantes memoricen, entiendan y apliquen más datos e ideas que nunca antes. Las exigencias que se le hacen a un estudiante promedio hoy en día, yo nunca las experimenté cuando tenía esa edad. Existen tantos datos, ideas y conceptos bombardeando el cerebro de nuestros jóvenes y niños, que resulta cada vez más importante que nuestros estudiantes conozcan maneras de retener en su memoria la información importante, sin que información carente de importancia los nuble y los confunda. Solo así, el estudiante actual logrará convertirse en un estudiante exitoso, logrando expandir su base de conocimiento.

Aprendizaje se define como el proceso a través del cual adquirimos conocimiento; memoria, por su parte, es el proceso a través del cual retenemos ese conocimiento. No puede existir aprendizaje sin memoria; lo que no se recuerda, no se puede usar. La buena noticia para el estudiante actual es que en la pedagogía moderna conocemos múltiples estrategias para memorizar, o estrategias para que los estudiantes organicen y recuerden la información que necesitan aprender. En esta segunda parte de nuestro tópico sobre la memoria, añadimos nuevas técnicas y expandimos algunas que ya mencionamos en la primera parte. Estas técnicas para memorizar benefician a todo tipo de estudiante, en particular, a niños con dificultad para recuperar de su memoria, o para rescatar los datos ya estudiados. Como ya hemos indicado, estudiantes de niveles intermedio a avanzado pueden aprender a usar estas técnicas de estudio de una manera independiente, pero niños más jóvenes y estudiantes con necesidades especiales necesitan de la guía y estructura de un tutor o maestro.
  1. Siempre que necesites “rescatar la información” o memorizar datos, mantén en cuenta que prácticas cortas siempre son más productivas que prácticas largas. Asegúrate de no practicar tus datos por más de 30 minutos a la vez.
  2. Para tu examen del viernes, te resultará más beneficioso si practicas cuatro veces a la semana por un tiempo límite de 30 minutos (30 minutos límite x cuatro prácticas = 2 horas en total), a que practiques una sola vez en la semana por un periodo de tiempo mayor; por ejemplo, una práctica semanal por tres horas corridas o sin interrupción. Fíjate que dos horas te benefician más que tres; no es cantidad lo que necesitas, es calidad.
  3. Nuestra memoria mejora sustancialmente siempre que usamos múltiples modalidades sensoriales para aprender la información. Por ejemplo, cuando estás estudiando material visual (ejemplos, un mapa o un diagrama), necesitas hablar (modalidad verbal) acerca de lo que estás viendo, por ejemplo, describiéndolo en voz alta. Por otro lado, si estás tratando de consolidar en tu memoria material verbal (ejemplo, leyendo de tu libro de historia), memorizar la información se te hará más fácil si dibujas un diagrama o si escribes segmentos más pequeños de información en fichas o en tarjetas índices. Al  dibujar o escribir, estás añadiendo la modalidad táctil a tu práctica; también, tanto al dibujar como al usar tarjetas índices para verlas posteriormente en la semana, estás añadiendo la modalidad visual. Para cambiar la información de una modalidad sensorial a otra diferente, contesta, “¿De qué otra forma yo puedo pensar (o imaginarme) esta información?”. También, “¿Cómo puedo decir esto de otra manera?”.
  4. Cuando el material que estás estudiando tiene significado (lo entiendes, te hace sentido) y está bien organizado, lo recordarás mejor. Al estudiar, recuerda usar organizadores gráficos como: líneas del tiempo, bosquejos, listas, diagramas de causa y efecto o diagramas para comparar y contrastar la información entre otros.
  5. Resalta la información importante usando resaltadores o marcadores fluorescentes. Si no tienes un resaltador, simplemente circula o subraya las palabras claves en la oración o párrafo; por ejemplo, “Ella pensó que su esfuerzo se había perdido”.
  6. Resume cada párrafo que estás leyendo en una oración (máximo dos oraciones para que te obligues a sintetizar la información), y escribe cada resumen en una tarjeta índice para que repases posteriormente.
  7. Recordarás las definiciones mejor si parafraseas la definición en lugar de tratar de recordarla y de repetirla exactamente como la maestra o el libro lo dicen. Para parafrasear, expresa la idea o concepto en tus propias palabras como si se lo estuvieras explicando a un amigo.
  8. Se te hará más fácil entender y recordar información compleja o en cantidades grandes si organizas la nueva información alrededor de conceptos; ejemplos: “Democracia”, “Relaciones”, “Homeostasis”.  Los conceptos te ayudan a asociar y a conectar la nueva información con lo que ya conoces. En adición, los conceptos te ayudan a conectar pedazos de información que de otra manera se perciben como diferentes y carentes de relación. Organizando nueva información alrededor de conceptos tiene el beneficio adicional de aumentar tu comprensión porque los conceptos te ayudan a ver la idea mayor del material o su “big picture”.
  9. Trata de pensar en ejemplos de lo que estás tratando de memorizar. Las claves para una buena memoria son: (a) hacer conexiones, (b) añadir los más detalles que te sea posible al nuevo concepto o tópico y (c) identificar los más ejemplos que puedas.
  10. Dibuja un diagrama, un mapa o ilustra la nueva idea o el nuevo concepto. Una excelente estrategia para consolidar nuevo material en nuestra memoria es ilustrarlo con imágenes o con ejemplos.
  11. Escribe una o dos oraciones elaborando en la nueva idea o en el nuevo concepto.
  12. Para que recuerdes lo que acabas de leer, detente al final de cada párrafo o página y piensa acerca de lo que acabas de leer. Resume la información mentalmente e identifica la idea principal y palabras claves.
  13. Agrupa la información, juntando los artículos que son similares, o aquellos elementos que forman parte de un mismo dato. Por ejemplo, de una lista de 23 artículos para comprar, puedes crear tres grupos: las frutas, los vegetales y las carnes. Tienes que saber la cantidad de artículos o ítems que hay en tu lista (23). Es más difícil que recuerdes los 23 ítems por separado, pero la tarea se hace más fácil si los recuerdas dentro de sus respectivos grupos; por ejemplo, ocho carnes, seis vegetales y nueve frutas. Puedes ver como la tarea de memorizar simplifica una vez creamos categorías que nos permiten agrupar.
  14. Otra estrategia de agrupación es reducir la información en pedazos o en segmentos más pequeños. De esta manera, te aseguras de manejar partes más cortas y más fáciles a un mismo tiempo. Por ejemplo, trata de memorizar y repetir en voz alta (sin mirarlos) la siguiente serie de dígitos: 482691653387. Yo no sé para ti, pero para mí fue un ejercicio frustrante. Ahora, trata de memorizarlos y repetirlos pero separándolos en grupos o en secciones más pequeñas: 4826   9165   3387. ¿Notas la diferencia?
  15. Haz uso de prácticas distribuidas. Si ya sabes que tienes que memorizar algo para el fin del mes, practica, o “saca esa información de tu memoria” dos o tres veces a la semana por cada semana del mes. Otra estrategia sería, dos o tres veces al día en un mismo día. La idea es que la repases con mayor frecuencia. De esta manera, recordarás la información cuando la necesites al final del mes.
  16. Mantén siempre presente que, para estudiar, repasos periódicos del material es más eficiente que tratar de memorizarlo todo en una sola sesión. Vas a obtener mayor beneficio con tres repasos a la semana de 30 minutos cada uno (hasta el día previo al examen) que tratando de memorizarlo todo en un solo día y en una sola práctica (cinco o seis horas continuas). 

Para que leas la primera parte de este importante tópico, haz clic aquí.

De interés para maestros…

Pequeños cambios que hacen una gran diferencia: 50+ prácticas que impactan nuestra manera de enseñar ― Para leerlo, haz clic en el enlace: IR AL ARTÍCULO

Ponlos a pensar: 48 preguntas que estimulan el pensamiento crítico en nuestros alumnos — Para leerlo, haz clic en este enlace: IR AL ARTÍCULO

Motivando al desmotivado: Estrategias de motivación para estudiantes apáticos  — Para leerlo, haz clic en este enlace: IR AL ARTÍCULO

 

 

Educación > Autoayuda > Disciplina > Emociones del niño

Atención maestro: ¿Necesitas un modelo en educación emocional para implementarlo en el aula? Entonces, echa un vistazo a este innovador recurso:

 

RET

La fórmula para educar niños emocionalmente inteligentes

Una guía psicoeducativa para padres y maestros

 

Sinopsis:

Un informativo viaje dentro del fascinante mundo emocional del niño para entender los pensamientos y sentimientos que, de manera negativa o positiva, influencian su comportamiento. Aplicando los principios RET (pienso — siento — actúo), nuestros niños aprenden a superar los retos de sus situaciones personales difíciles, manejando mejor su mundo emocional.

Descripción larga:

«RET: La fórmula para educar niños emocionalmente inteligentes» de Carmen Y. Reyes es una innovadora guía psicoeducativa para padres, maestros y otros profesionales al servicio de los niños. Por décadas, los maestros y personal auxiliar sirviendo a niños con necesidades especiales han usado intervenciones cognitivas-emotivas para ayudar a niños crónicamente disruptivos, en particular, niños con problemas de coraje recurrente y niños agresivos. Siguiendo un sistema de regulación emocional conocido como «Modelo ABC de las Emociones», los niños estresados aprenden cómo su conducta agitada en el punto C (la consecuencia) no es una reacción a lo que les pasó en el punto A (el antecedente), sino una reacción a lo que ocurrió en el punto B (el punto de sus creencias o beliefs en inglés); o lo que es lo mismo, la conducta alborotada del niño en C es una reacción a B; o sea, una respuesta a su creencia o a lo que el niño está pensando y creyendo sobre lo que le pasó. Más específicamente, los sentimientos de coraje del niño y sus conductas agresivas son consecuencia directa de ambos: (a) sus pensamientos negativos acerca de lo que le pasó y (b) su habla privada o personal negativa (las cosas negativas y pesimistas que el niño se está diciendo a sí mismo). Influenciándose mutuamente, los pensamientos negativos y su habla privada pesimista son creados y repetidos hasta la saciedad en la mente del niño en su punto emocional B, o en el nivel de sus creencias. Central a la filosofía RET está la premisa de que las cosas que nos pasan (los eventos) no son ni buenos ni malos; ni positivos ni negativos. Por lo tanto, los eventos no nos influencian; tampoco determinan nuestra conducta o las cosas que hacemos. Lo que verdaderamente nos influencia a comportarnos como lo hacemos es nuestra percepción e interpretación personal de A (del evento). Por ejemplo, al percibir el evento como «horrible y espantoso; una pesadilla», el niño «le pega una etiqueta negativa» a ese evento (el evento fue «humillante» para el niño), y entonces, el niño reacciona a su etiqueta (humillado y en actitud vengativa), en lugar de responder objetivamente al evento actual. Si pensamos esto más detenidamente, podemos darnos cuenta de que en esta premisa RET existe una poderosa idea: Nuestras emociones, positivas y negativas, no ramifican de nuestro medioambiente o de las cosas que nos pasan, sino de lo que pensamos y creemos acerca de las cosas que nos pasan. Esto conduce directamente a un segundo postulado, quizás más empoderante que el anterior: Todos tenemos un alto grado de control sobre la manera en que nos comportamos y sobre nuestra conducta en general. Si no nos gusta la forma en que nos estamos sintiendo (o comportando) en relación a un evento, todo lo que tenemos que hacer es cambiar la manera en que estamos pensando en relación a ese evento. En esta informativa guía en educación emocional, la autora detalla el procedimiento RET para niños, presentando intervenciones especialmente diseñadas para ayudar a los niños a tomar el mando de sus sentimientos, lo cual, por extensión, los ayuda a asumir sus responsabilidades personales y a reclamar el control sobre su propia conducta. El modelo RET y sus procedimientos son apropiados para manejar niños con problemas de coraje, con déficits en destrezas sociales/pobres interacciones, o simplemente para ayudar a niños con conductas típicas, pero que están batallando contra las preocupaciones y pesares inherentes a su crecimiento mental y emocional.

Tópicos desarrollados en esta guía:

Autocontrol

Autodisciplina

Autoeficacia

Autoestima del niño

Autoimagen del niño

Autonomía y responsabilidad

Pesimismo/Optimismo

Dando apoyo emocional al niño

Niños estresados

Manejo del coraje

Conducta del niño

Emociones del niño  

Inteligencia emocional

Pensamiento y razonamiento crítico

 

6x9/122 págs

En formatos impreso y digital

8.00 Edición Digital/16.00 Edición Impresa (USD)

7.20 Edición Digital/14.40 Edición impresa (Euros)

 

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