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sábado, 30 de enero de 2016

Aprendiendo a usar “pistas” en tu lectura para entender vocabulario que es nuevo o complicado para ti.



Al leer, siempre que encuentras una palabra nueva, diferente o complicada para ti, puedes hacer uso de pistas en la oración o el párrafo para ayudarte a entender la nueva palabra. Esta técnica se conoce en inglés como “context clues” y en español, a falta de una traducción homogénea o similar, la podemos llamar pistas del contexto. La palabra homogénea en la oración anterior sirve para ilustrar esta estrategia. La pista en la oración es similar  y, al identificar su pista, me ahorré una engorrosa visita al diccionario para clarificar su significado. La pista en la palabra engorrosa es menos obvia, pero tomando en consideración que me ahorré una visita al diccionario puedo sacar la conclusión que engorrosa relaciona con algo que a mí no me gusta hacer. Y esa es la técnica. A continuación, sugerencias para usar pistas del contexto en nuestra lectura.
  1. Busca pistas del contexto en las palabras u oraciones directamente antes y después de la palabra nueva. Esto es, busca esas palabras familiares que contienen la idea de la palabra extraña.
  2. De manera similar, cuando encuentras una palabra en tu lectura cuyo significado desconoces, trata de asociar la palabra nueva a otra palabra en la misma oración cuyo significado te es familiar. Por ejemplo: “El sonido fue tan bajo que apenas fue audible". En esta oración, la palabra bajo te da una pista de lo que audible puede significar: algo que apenas se puede escuchar.
  3. ¿Existe un sinónimo en la misma oración o párrafo que te ayuda a explicar la palabra desconocida? Por ejemplo, “Necesité un especialista del pie para mis ampollas, así que busqué en los clasificados por un podólogo”.
  4. ¿Existe un antónimo en la misma oración o en su entorno (en otras palabras o en las oraciones que la rodean) que puedan darte el significado opuesto de la palabra nueva?
  5. Puedes poner varias oraciones juntas —de un mismo párrafo o párrafos a su alrededor— para resumir el significado de la nueva palabra.
  6. Busca una comparación (similitud o parecido) o un contraste (diferencia) en el párrafo(s) que le da significado a la nueva palabra.
  7. Cuando el significado de la palabra nueva aún no está claro, vuelve atrás y lee nuevamente la oración donde se encuentra la palabra nueva.
  8. Continúa leyendo más allá de la palabra difícil, o del grupo de palabras que no entiendes, para que captures más información del contexto o entorno.  La clave aquí es que no dejes de leer. Así es como muchas veces nos frustramos y abandonamos la lectura. Ten en cuenta que hay ocasiones en que tenemos que leer una sección o un capítulo completo para poder entenderlo.
  9. Piensa en palabras que relacionan con la palabra nueva; también trata de usar la palabra difícil en diferentes contextos. Podrás entender mejor a ese personaje dicharachero de tu última novela cuando lo asocias con características  como: chistoso, bromista, vacilón, guasón y burlón. Definitivamente, a este personaje dicharachero le gusta hacer travesuras y bromear.


 

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Educación > Autoayuda > Disciplina > Emociones del niño

Atención maestro: ¿Necesitas un modelo en educación emocional para implementarlo en el aula? Entonces, echa un vistazo a este innovador recurso:

 

RET

La fórmula para educar niños emocionalmente inteligentes

Una guía psicoeducativa para padres y maestros

 

Sinopsis:

Un informativo viaje dentro del fascinante mundo emocional del niño para entender los pensamientos y sentimientos que, de manera negativa o positiva, influencian su comportamiento. Aplicando los principios RET (pienso — siento — actúo), nuestros niños aprenden a superar los retos de sus situaciones personales difíciles, manejando mejor su mundo emocional.

Descripción larga:

«RET: La fórmula para educar niños emocionalmente inteligentes» de Carmen Y. Reyes es una innovadora guía psicoeducativa para padres, maestros y otros profesionales al servicio de los niños. Por décadas, los maestros y personal auxiliar sirviendo a niños con necesidades especiales han usado intervenciones cognitivas-emotivas para ayudar a niños crónicamente disruptivos, en particular, niños con problemas de coraje recurrente y niños agresivos. Siguiendo un sistema de regulación emocional conocido como «Modelo ABC de las Emociones», los niños estresados aprenden cómo su conducta agitada en el punto C (la consecuencia) no es una reacción a lo que les pasó en el punto A (el antecedente), sino una reacción a lo que ocurrió en el punto B (el punto de sus creencias o beliefs en inglés); o lo que es lo mismo, la conducta alborotada del niño en C es una reacción a B; o sea, una respuesta a su creencia o a lo que el niño está pensando y creyendo sobre lo que le pasó. Más específicamente, los sentimientos de coraje del niño y sus conductas agresivas son consecuencia directa de ambos: (a) sus pensamientos negativos acerca de lo que le pasó y (b) su habla privada o personal negativa (las cosas negativas y pesimistas que el niño se está diciendo a sí mismo). Influenciándose mutuamente, los pensamientos negativos y su habla privada pesimista son creados y repetidos hasta la saciedad en la mente del niño en su punto emocional B, o en el nivel de sus creencias. Central a la filosofía RET está la premisa de que las cosas que nos pasan (los eventos) no son ni buenos ni malos; ni positivos ni negativos. Por lo tanto, los eventos no nos influencian; tampoco determinan nuestra conducta o las cosas que hacemos. Lo que verdaderamente nos influencia a comportarnos como lo hacemos es nuestra percepción e interpretación personal de A (del evento). Por ejemplo, al percibir el evento como «horrible y espantoso; una pesadilla», el niño «le pega una etiqueta negativa» a ese evento (el evento fue «humillante» para el niño), y entonces, el niño reacciona a su etiqueta (humillado y en actitud vengativa), en lugar de responder objetivamente al evento actual. Si pensamos esto más detenidamente, podemos darnos cuenta de que en esta premisa RET existe una poderosa idea: Nuestras emociones, positivas y negativas, no ramifican de nuestro medioambiente o de las cosas que nos pasan, sino de lo que pensamos y creemos acerca de las cosas que nos pasan. Esto conduce directamente a un segundo postulado, quizás más empoderante que el anterior: Todos tenemos un alto grado de control sobre la manera en que nos comportamos y sobre nuestra conducta en general. Si no nos gusta la forma en que nos estamos sintiendo (o comportando) en relación a un evento, todo lo que tenemos que hacer es cambiar la manera en que estamos pensando en relación a ese evento. En esta informativa guía en educación emocional, la autora detalla el procedimiento RET para niños, presentando intervenciones especialmente diseñadas para ayudar a los niños a tomar el mando de sus sentimientos, lo cual, por extensión, los ayuda a asumir sus responsabilidades personales y a reclamar el control sobre su propia conducta. El modelo RET y sus procedimientos son apropiados para manejar niños con problemas de coraje, con déficits en destrezas sociales/pobres interacciones, o simplemente para ayudar a niños con conductas típicas, pero que están batallando contra las preocupaciones y pesares inherentes a su crecimiento mental y emocional.

Tópicos desarrollados en esta guía:

Autocontrol

Autodisciplina

Autoeficacia

Autoestima del niño

Autoimagen del niño

Autonomía y responsabilidad

Pesimismo/Optimismo

Dando apoyo emocional al niño

Niños estresados

Manejo del coraje

Conducta del niño

Emociones del niño  

Inteligencia emocional

Pensamiento y razonamiento crítico

 

6x9/122 págs

En formatos impreso y digital

8.00 Edición Digital/16.00 Edición Impresa (USD)

7.20 Edición Digital/14.40 Edición impresa (Euros)

***Puedes leer este libro gratis en la aplicación Kindle de Amazon***

 

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