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martes, 1 de septiembre de 2020

Cómo prepararte para ese examen de matemáticas que tanto te preocupa

 


A continuación, algunas sugerencias para mejorar tu ejecución al completar pruebas de matemáticas.

  • Selecciona una variedad de problemas para practicar, asegurándote de que estás cubriendo todos los conceptos que pueden aparecer en la prueba. Enfócate en entender cuándo  y por qué debes usar un procedimiento específico para resolver cada tipo de problema.
  • Invierte al menos 10-15 minutos tratando de entender el problema por ti mismo antes de pedirle ayuda a un amigo, un tutor o a tu maestro. La lucha y el debate mental que pasas al tratar de entender el problema son buenos para tu cerebro, ayudándote a ganar mejor habilidad para entender en general.
  • Enfoca en entender los principios y las reglas matemáticas. Es posible tener éxito en un examen de historia con solo memorizar nombres, eventos y fechas, pero la memorización no es suficiente para aprobar tu examen de matemáticas. Entender cómo usar y aplicar las fórmulas y procesos matemáticos, y la lógica envuelta, es mucho más importante que la memorización.
  • «Atiborrarte» de conceptos y fórmulas el día antes de la prueba nunca produce buenos resultados. Esto se debe a que, como ninguna otra disciplina, las matemáticas son acumulativas. Cada concepto nuevo depende de entender conceptos más básicos. Si no entiendes los elementos básicos o cimientos, no vas a poder aprender nada en una noche. Obtendrás mejores resultados cuando distribuyes 8-10 prácticas de corta duración (una hora cada una) a través de un periodo de dos semanas, en lugar de «dispararte» un tedioso y agotador maratón (práctica) de ocho horas en sucesión el día anterior al examen. El día anterior a tu prueba dedícalo a reposar y a alimentarte bien, de manera de que llegues a tu prueba lo más descansado y relajado posible.
  • Prepara una «cuna», esto es, reduce y escribe en una hoja de papel el material más importante. Como ya hemos señalado, en matemáticas, son más importantes las técnicas que la memorización. Tu cuna no tiene que ser elaborada, porque lo que más necesitas saber son los procedimientos o cómo puedes hacer las cosas. El simple acto de preparar tu cuna te ayudará a organizar el material en tu mente, lo que a su vez te ayudará a retenerlo en tu memoria.
  • Escribe todas las fórmulas importantes en una hoja de papel o en tarjetas índices. Esas son las fórmulas que necesitas memorizar. En el momento de tener el examen en tus manos, de inmediato, escribe las fórmulas que tienes que usar en los márgenes del papel. De esa manera, sacas la preocupación de tu mente de que alguna fórmula se te olvide.

Durante la prueba…

  • Teniendo en cuenta que las preguntas de la prueba pueden tener más de una parte, durante la prueba, lee todas las instrucciones con cuidado. Una estrategia que puedes usar es leer cada problema dos veces: la primera vez para cogerle el sentido general, y la segunda vez para segmentarlo en partes o secciones. Finalmente, «unes las partes» para contestar la pregunta principal.
  • Estima la respuesta correcta antes de trabajar el problema. Si tu contestación final no se parece a lo que estimaste, es aconsejable que revises el problema, enfocando en los pasos que puedes haber omitido y en las fórmulas que usaste.
  • Contesta mentalmente, « ¿Es esta contestación razonable?». Por ejemplo, si cada número en el problema es menor a 100, ¿crees que un promedio de 138 hace sentido? Si el área de un rectángulo es 54 metros cuadrados, ¿crees que una contestación como 328 pies es razonable para el largo de uno de sus lados? Las respuestas irrazonables te hacen saber que tienes que revisar tu contestación.
  • Analiza antes de computar. Organiza el problema en una hoja de papel, enfocando en los pasos que necesitas completar. Analizar y organizar te ayudarán a identificar los «atajos» que puedes usar en la computación.
  • Haz dibujos. Cuando sientes que «te estancas», dibuja una imagen o haz un diagrama del problema. Esta representación visual del problema puede ser todo lo que necesites para limpiar tu mente de su bloqueo.
  • Usa la estrategia «un problema como este»; esto es, mira el problema que tienes frente a ti como un ejemplo de otro problema que ya resolviste o estudiaste. Mentalmente, vuelve a caminar los pasos del problema usando un diálogo privado similar a «Yo te he visto antes, y así fue como te resolví…».
  • Deja los problemas confusos para el final. Escribe todo lo que sabes/entiendes del problema y que puedes contestar. Esto incluye: el tipo de problema, la información que contiene, las fórmulas que puedes usar y la forma que puede tomar tu contestación.
  • No borres tus contestaciones (dibujos, pasos, notas) porque tu maestro te puede dar crédito por la manera en que llegaste a tu contestación final. Aun cuando creas que tu contestación final está mal, no borres el trabajo que ya has hecho, porque puedes recibir crédito parcial por usar el procedimiento correcto.

 

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Educación > Autoayuda > Disciplina > Emociones del niño

Atención maestro: ¿Necesitas un modelo en educación emocional para implementarlo en el aula? Entonces, echa un vistazo a este innovador recurso:

 

RET

La fórmula para educar niños emocionalmente inteligentes

Una guía psicoeducativa para padres y maestros

 

Sinopsis:

Un informativo viaje dentro del fascinante mundo emocional del niño para entender los pensamientos y sentimientos que, de manera negativa o positiva, influencian su comportamiento. Aplicando los principios RET (pienso — siento — actúo), nuestros niños aprenden a superar los retos de sus situaciones personales difíciles, manejando mejor su mundo emocional.

Descripción larga:

«RET: La fórmula para educar niños emocionalmente inteligentes» de Carmen Y. Reyes es una innovadora guía psicoeducativa para padres, maestros y otros profesionales al servicio de los niños. Por décadas, los maestros y personal auxiliar sirviendo a niños con necesidades especiales han usado intervenciones cognitivas-emotivas para ayudar a niños crónicamente disruptivos, en particular, niños con problemas de coraje recurrente y niños agresivos. Siguiendo un sistema de regulación emocional conocido como «Modelo ABC de las Emociones», los niños estresados aprenden cómo su conducta agitada en el punto C (la consecuencia) no es una reacción a lo que les pasó en el punto A (el antecedente), sino una reacción a lo que ocurrió en el punto B (el punto de sus creencias o beliefs en inglés); o lo que es lo mismo, la conducta alborotada del niño en C es una reacción a B; o sea, una respuesta a su creencia o a lo que el niño está pensando y creyendo sobre lo que le pasó. Más específicamente, los sentimientos de coraje del niño y sus conductas agresivas son consecuencia directa de ambos: (a) sus pensamientos negativos acerca de lo que le pasó y (b) su habla privada o personal negativa (las cosas negativas y pesimistas que el niño se está diciendo a sí mismo). Influenciándose mutuamente, los pensamientos negativos y su habla privada pesimista son creados y repetidos hasta la saciedad en la mente del niño en su punto emocional B, o en el nivel de sus creencias. Central a la filosofía RET está la premisa de que las cosas que nos pasan (los eventos) no son ni buenos ni malos; ni positivos ni negativos. Por lo tanto, los eventos no nos influencian; tampoco determinan nuestra conducta o las cosas que hacemos. Lo que verdaderamente nos influencia a comportarnos como lo hacemos es nuestra percepción e interpretación personal de A (del evento). Por ejemplo, al percibir el evento como «horrible y espantoso; una pesadilla», el niño «le pega una etiqueta negativa» a ese evento (el evento fue «humillante» para el niño), y entonces, el niño reacciona a su etiqueta (humillado y en actitud vengativa), en lugar de responder objetivamente al evento actual. Si pensamos esto más detenidamente, podemos darnos cuenta de que en esta premisa RET existe una poderosa idea: Nuestras emociones, positivas y negativas, no ramifican de nuestro medioambiente o de las cosas que nos pasan, sino de lo que pensamos y creemos acerca de las cosas que nos pasan. Esto conduce directamente a un segundo postulado, quizás más empoderante que el anterior: Todos tenemos un alto grado de control sobre la manera en que nos comportamos y sobre nuestra conducta en general. Si no nos gusta la forma en que nos estamos sintiendo (o comportando) en relación a un evento, todo lo que tenemos que hacer es cambiar la manera en que estamos pensando en relación a ese evento. En esta informativa guía en educación emocional, la autora detalla el procedimiento RET para niños, presentando intervenciones especialmente diseñadas para ayudar a los niños a tomar el mando de sus sentimientos, lo cual, por extensión, los ayuda a asumir sus responsabilidades personales y a reclamar el control sobre su propia conducta. El modelo RET y sus procedimientos son apropiados para manejar niños con problemas de coraje, con déficits en destrezas sociales/pobres interacciones, o simplemente para ayudar a niños con conductas típicas, pero que están batallando contra las preocupaciones y pesares inherentes a su crecimiento mental y emocional.

Tópicos desarrollados en esta guía:

Autocontrol

Autodisciplina

Autoeficacia

Autoestima del niño

Autoimagen del niño

Autonomía y responsabilidad

Pesimismo/Optimismo

Dando apoyo emocional al niño

Niños estresados

Manejo del coraje

Conducta del niño

Emociones del niño  

Inteligencia emocional

Pensamiento y razonamiento crítico

 

6x9/122 págs

En formatos impreso y digital

8.00 Edición Digital/16.00 Edición Impresa (USD)

7.20 Edición Digital/14.40 Edición impresa (Euros)

 

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